martes, 20 de noviembre de 2012

LEANDRO FERNANDES DE MORATIN
 (Madrid, 1760-París, 1828). Hijo del también literato Nicolás fernandes de moratin, tuvo una formación autodidacta, aunque en contacto con los autores que, junto su padre, formaban la élite Carlos III, atribuido a Rafael Mengsintelectual y literaria del Madrid de Carlos III. Trabajó como empleado en un obrador de joyería, actividad que compaginó con sus primeras obras literarias. En 1787, gracias a su amistad con Jovellanos, viajó por Francia como secretario de Francisco Cabarrús -político y economista de ideas avanzadas-. Tras regresar a España, sus constantes peticiones de ayuda económica consiguieron del ministro Floridablanca un modesto beneficio y se ordenó de primera tonsura. Más tarde, y gracias a Conde de Floridablanca, por Francisco de Goyala protección del «favorito» manuel Godoy  obtuvo otras rentas eclesiásticas. Todo ello sin una vinculación real con la Iglesia, y como resultado de su insistente actividad como «suplicante». La protección de Godoy, que le permitió abandonar su antiguo oficio, se completó con la licencia para representar el viejo y la niña  (1790) -un año antes había publicado su sátira en prosa la derrota de los pedantes - y una pensión para viajar por Europa entre 1792 y 1796. Frutos de estos viajes son sus sugestivos cuadernos de viaje, donde sus impresiones y comentario ponen de manifiesto unas grandes dotes de observación. Su prolongada estancia en las cortes europeas le facilitó, asimismo, el contacto con la vida teatral de Inglaterra, Francia e Italia, lo cual será fundamental par acabar de perfilar su formación como dramaturgo, ya puesta de manifiesto en la citada obra y en la comedia nueva  (1792), feroz sátira del teatro mayoritario de su época y manifiesto del grupo de los reformistas. En 1796 es nombrado Secretario de la Interpretación de Lenguas, lo que le permite iniciar una etapa de prosperidad, simultánea con sus momentos de mayor creatividad teatral, que culminarán en 1806 con el estreno de El sí de las niñas. En 1799 había sido nombrado director de la Junta de Dirección y Reforma de los Teatros, constituida de acuerdo con las repetidas solicitudes del propio Moratín y de otros autores neoclásicos. Esta oportunidad de realizar una tarea reformista coherente con lo expresado en sus memoriales, cartas y, sobre todo, en La comedia nueva o el café (1792), fracasó, y su participación fue efímera.
     En 1803 estrenó el barón y, al año siguiente, la mojigata, que tuvieron una aceptable acogida. Su gran éxito vendría en 1806 con el si de las niñas, comedia que culmina su corta producción dramática original. Anteriormente había traducido a Shakespeare -Hamlet (1798)- y adaptado a la escena española la escuela de los maridos y el medico a palos, de Moliere  con quien tantas veces se le ha comparado y a quien él consideraba como maestro, junto a Goldoni. 







EL REALISMO 

Término que designa un movimiento que apareció en

 Francia en 1848, a raíz de la revolución de ese año

(por lo que se vincula a las ideas sociales en favor de

 los más pobres), y que se extendió hasta 1880.
Tiene como antecedentes el redescubrimiento de la 

pintura holandesa del siglo XVII y la influencia de los 

maestros barrocos españoles y como movimiento se 

opuso polémicamente tanto al romanticismo como a la 

pintura académica.

El realismo es un estilo que refleja la realidad histórica 

y que no copia objetos mitológicos, religiosos o 

alegóricos. Su fidelidad al detalle lo diferencia de la 

glorificación idealizadora romántica, y su concentración 

en los rasgos esenciales y típicos de los caracteres  

situaciones y acciones lo distingue del reflejo de la 

realidad en sentido naturalista o fotográfico.

Paisaje campesino
Juan Mochi

La meta del realismo no es la belleza, sino la verdad, y por tanto, el conocimiento de la 

realidad. Dentro de ese marco, las escenas de trabajadores alcanzan bastante relieve.

El realismo defiende la contemporaneidad frente a la historicidad: existe la absoluta 

necesidad de ser de su tiempo. Como parte de lo mismo, da gran importancia a la pura 

coincidencia de que algo suceda, como un encuentro entre amigos, por ejemplo, y que por 

esa simple cualidad amerita ser representado: no hay temas mejores ni peores, todo es 

digno de pintura.

Pero a fuerza de insistir en que todo era igual de importante, nada pareció importante; en 

busca del ahora y ya, se alcanzó la impresión fugitiva del instante.


El realismo pone fin a la pintura concebida como relato figurado; se pierde el sentido 

narrativo, no se explica nada, porque "la vida misma no se compone de sucesos

argumentados"


PINTURAS REALISTAS

El realismo surge después de la revolución francesa de 1848. El desencanto por los fracasos revolucionarios hace que el arte abandone los temas políticos y se concentre en temas sociales. La industrialización determinó la desaparición del artesanado y la formación de una numerosa población obrera acumulada en los centros urbanos. Con ello, las condiciones de vida económica y social sufren una alteración profundiza  que se refleja en las ideologías. Los artistas toman conciencia de los terribles problemas sociales como el trabajo de niños y mujeres, los horarios excesivos, las viviendas insalubres y consideran que deben denunciar estas lacras.
Mientras Augusto Compte elaboraba la filosofía del Positivismo, quien estima que la única fuente de conocimiento es la observación y la experiencia, tenían lugar una serie de descubrimientos científicos que fomentaron la formulación de una doctrina optimista, la del progreso social. En vez de soñar con la mejoría de la vida, hay que especular partiendo de la realidad. El hombre es representado en sus tareas normales y el tema de la fatiga se convierte en motivo de inspiración.
Quienes mejor manifiestan este cambio son los paisajistas de la Escuela de Barbizón, que a través del paisaje transmitieron la conquista de la realidad. La escuela fue creada por Rousseau y la integraron un grupo de artistas que se propusieron construir un tipo de pintura diferente. Realizaron un estudio objetivo y directo de la naturaleza plasmando los sentimientos que ésta les despertaba. A ellos les debemos el inicio de la práctica de pintor al aire libre, pues tomaban sus apuntes directamente de la naturaleza y luego ejecutaban sus obras definitivas en el estudio.
Jean François Millet (1841-1875), hijo de campesinos pobres, fue uno de los máximos representantes de la Escuela de Barbizón. Se distinguió como paisajista, pero en sus paisajes no olvida nunca a los campesinos, humildes, cabizbajos, pesimistas y redimidos por el trabajo. Es el mejor intérprete de la vida campesina y del hambre y la miseria que éste trae consigo. Contempló de cerca la situación en la que vivía, pero no la denunció en sus pinturas, sino que la representó tal y como era, plasmó la realidad. Sus obras más características son Los Gavilladores, El Ángelus, Los canteros, La costurera, La colada y Las espigadoras.
Jean-François Millet
En esta última, muestra el trabajo rural, pero haciendo hincapié en lo social. Tres campesinas ataviadas con la vestimenta típica normanda recogen inclinadas los restos de la cosecha, el trabajo más duro y menos reconocido entre las tareas rurales. Sus posturas reflejan la fatiga que provoca su labor. Los personajes se sitúan en primer plano elevándolos a la categoría de héroes y la iluminación infiere dramatismo a toda la escena.
Las pinturas de Gustave Courbet (1819-1877) suscitaron enormes polémicas por su selección de temas vulgares como Un entierro en Ornans (1849) y por sus ideas pragmáticas sobre el arte. Ornans es su pueblo natal. Este entierro es una de las obras en las que más claramente aparece una manera nueva de ver la realidad. El tema se podía haber tratado solemnemente, pero lo hace de forma peculiar, es un cuadro desolador. Se trata de un entierro en un pueblo al que asisten los aldeanos y el clero y apenas hay diferencias entre ellos, en un intento de hacer crítica. Al contrario que en los cuadros que representan entierros y en los que está presente lo religioso invocando el más allá, aquí todo es deprimente, no se espera ni se cree nada.
Una de sus obras más significativas, que denotan el modo de ser del autor, es El Taller (1855). Aquel año, no siendo admitido por el jurado en el Salón, inauguró una exposición particular paralela a la Exposición Universal y allí exhibió su enorme lienzo. En el cuadro resume su mundo social. Courbet aparece en el centro dando los últimos retoques a un paisaje de su tierra natal, un muchacho mira como pinta y detrás del artista está su musa, un bello desnudo de mujer que personifica sus modelos vivientes. A la derecha, sus amigos, los artistas, y a la izquierda, los miserables y quienes viven explotando su miseria.
Otras obras son Buenos días, señor Courbet (1854), Jóvenes a orillas del Sena (1856-57), La Siesta (1866), Mujer en las olas (1866), Las Bañistas (1853). Cultivó el desnudo femenino con gran libertad e incluso a veces con total impudor. Su trayectoria artística se mezcla con su actividad política, llegando a ser director de Bellas Artes durante el periodo de La Commune de 1871. Al término de esta experiencia revolucionaria tuvo que exiliarse en Suiza, donde falleció en 1877.
Si Millet se muestra conformista con la realidad que le toca vivir,Honoré Daumier (1808-1879) se muestra crítico y satírico. Se fija en la sociedad y en determinados grupos sociales, poniéndose al lado de los desfavorecidos. Algunos de sus temas evocan el mundo de la marginación como Los presos y Los mendigos. En El vagón de tercera clase reivindica la dura vida de las clases populares en las grandes ciudades. La ternura que despiertan los personajes en el espectador contrasta con la sofisticación industrial del tren.
Vagón de tercera Clase de Honoré Daumier
En El baño de las muchachas, los personajes son mujeres que se bañan en el Sena, en plena ciudad. Es una imagen patética. Aparece una muchacha que se moja los pies acompañada de una serie de personajes amorfos, casi sin facciones ni rasgos que representan trabajadores. Sus vidas se limitan al trabajo, el esfuerzo los deforma y les roba su identidad.
También fue un gran difusor de la caricatura, mediante la que hacía críticas mordaces a la sociedad y al gobierno de Luis Felipe de Orleáns, lo que le costaría la cárcel.



LA CASA DE BERNARDA ALBA
Bernarda Alba, viuda de dos matrimonios, es de un carácter intransigente que no permite la mínima separación de sus órdenes. La acción comienza el día de los funerales por el segundo marido de Bernarda: tras el desfile de las vecinas del pueblo, la madre anuncia a sus hijas que en ocho años que dure el luto no entrará en la casa ni el viento de la calle. 

En las muchachas hay una inquietud especial que viene dada por su estado de solteras y con calor en la sangre, están olvidadas de los mozos del pueblo. Solo la mayor, doña angustias, única hija del primer matrimonio, es rondada por pepe el romano, que va tras el dinero dejado por el primer marido de Bernarda que corresponde a angustias.

El segundo, padre de las otras cuatro, no dejo nada para sus hijas. Pronto se inicia una lucha sorda entre angustias, Adela y martirio por el joven, mientras tejen uno ajuares que ninguna está segura de llegar a ponerse. El deseo del varón late en el luto de todas, en su silencio, en sus querellas: “Son mujeres sin hombre, nada más”, como dice Poncia, la criada, que termina descubriendo el amor de Adela por Pepe al romano.

La casa de Bernarda Alba
La criada habla con Bernarda y le insinúa que el romano acude a otra ventana, además de rondar a angustias; pero Bernarda no puede concebir que en la casa ocurra algo que ella no sepa. Otra hermana a sorprendido los amores de Adela; Martirio, que también se ha enamorado del romano y que amenaza con delatarla. Tres días antes de la pedida oficial de angustias, el romano finge marchar del pueblo. 

Esta inquieto, desconocido; su partida solo es una disculpa para que Angusties cierre su ventana. Cae la noche y Adela se entrevista con él en el pajar. Pero martirio esta alerta: se produce el encuentro –lleno de hiel– entre las dos hermanas. Martirio declara que le ama y que ya que pepe el romano no será para ella, tampoco Adela se lo ha de llevar. Las voces de ésta entrevista despiertan a Bernarda y las hermanas.

Adela se enfrenta a su madre con la verdad por delante:”Yo soy su mujer. Entérate (a Angustias) tu y vete al corral a decírselo...Ahí fuera esta, respirando como si fuera un león “.Pero Bernarda no se amilana y decidida a vengarse de su hija, de su honra, de la desobediencia, pide la escopeta y dispara contra el Romano. Adela, que cree muerto a su amante, se ahorca.

Bernarda impertérrita, jura culminar su venganza:”Pepe, tu iras corriendo vivo por el oscuro de las alamedas, pero otro día caerás…Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. A callar. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”

Y en estas palabras, con la sumisión de las hijas a su voluntad de dejarlas vírgenes para siempre, queda definido su férreo carácter dominador. Su estirpe quedara inmarcesible, con el luto de por vida.

lunes, 10 de septiembre de 2012

HISTORIA DEL LENGUAJE

Si hay algo en la evolución del hombre que marcó la diferencia y al que se le debe otorgar un lugar de privilegio, ese es el lenguaje. Cientos de líneas se han escrito sobre la importancia del pulgar oponible, como la clave del progreso humano. En cierto modo es respetable que muchos piensen así, ya que gracias a ello la manipulación del mundo material ha sido mucho más sencilla.
Gracias a la mano pencil(consecuencia directa del pulgar oponible) hemos sido capaces de manipular primero la piedra y luego los metales. Con esos materiales fuimos capaces de crear herramientas con las que cazar y recolectar. Poco a poco las herramientas fueron siendo más sofisticadas, adquiriendo la capacidad de vivir de la agricultura y la ganadería. Con ello nos establecimos de forma sedentarias, creando pequeños núcleos de población, que a día de hoy se han convertido en las grandes urbes y pequeños pueblos en los que toda la población del planeta vive.

I: The Tower of Babel (Bruegel)
Pero todo esto no habría sido posible si no hubiéramos sido capaces de transmitir los conocimientos adquiridos generación tras generación. Sin una persistencia de la información adquirida sobre las distintas formas de manipulación de piedras y metales, las herramientas nunca habrían podido mejorar con el paso de los años. Habría sido imposible inventar la rueda, y una vez inventada habría sido imposible que coetáneos y descendientes de aquellos inventores hubieran podido usarla y mejorarla para encontrarle nuevas utilidades.
Quizá lo más impresionante no sea la comunicación, si no lo que es el lenguaje en sí. Con un máximo de 25 fonema  a día de hoy somos capaces de abstraer la realidad tal y como la vemos, para transmitírsela a los demás. Somos capaces de describir un paisaje, de relatar un sueño, de dar una conferencia sobre la evolución del hombre, incluso hasta describir los más extraños sentimientos. Y más allá de la comunicación oral, hemos sido capaces de representar por escrito todos esos fonemas para que la persistencia de las ideas y la comunicación entre humanos pueda alcanzar límites insospechados 10.000 años atrás.

II: José Manuel Briceño Guerrero
El filósofo venezolano jose manuel Briceño guerrero escribió en 1970 un ensayo titulado “El Origen del Lenguaje” en el que expuso sus distintas visiones del origen del lenguaje, desde puntos de vista mitológicos, evolucionistas y filosóficos, para llegar a una misma conclusión desde todos esos puntos de vista, una máxima de la que siempre estuvo convencido: el origen del hombre yacía en el origen de la palabra.
El lenguaje es el medio que hace posible la formulación de preguntas y respuestas. La estructura del conocimiento es lingüística. La estructura de la conciencia es lingüística. La estructura del razonamiento es lingüística. La estructura del mundo, tal como lo concibe y utiliza el hombre, es lingüística. El lenguaje es el lugar de lo humano, en él vivimos, nos movemos y somos.
Sin el origen inicial del lenguaje, nunca habría habido un origen de las matemáticas, un desarrollo del método científico, un pensamiento filosófico, un desarrollo de la ingeniería, y por supuesto, nunca habrían existido ni los libros ni la literatura. Sin el lenguaje no habría existido la comunicación, y sin ella seríamos un animal más incapaz de adquirir los avances de nuestros ancestros para conseguir progresar, quedándonos atrapados generación tras generación en una primitiva visión de El día de la marmota.



LEANDRO FERNANDEZ DE MORATIN
 (Madrid, 1760-París, 1828). Hijo del también literato Nicolás Fernández de Moratín, tuvo una formación autodidacta, aunque en contacto con los autores que, junto su padre, formaban la élite Carlos III, atribuido a Rafael Mengsintelectual y literaria del Madrid de Carlos III. Trabajó como empleado en un obrador de joyería, actividad que compaginó con sus primeras obras literarias. En 1787, gracias a su amistad con Jovellanos, viajó por Francia como secretario de Francisco Cabarrús -político y economista de ideas avanzadas-. Tras regresar a España, sus constantes peticiones de ayuda económica consiguieron del ministroFloridablanca un modesto beneficio y se ordenó de primera tonsura. Más tarde, y gracias a Conde de Floridablanca, por Francisco de Goyala protección del «favorito» Manuel Godoy, obtuvo otras rentas eclesiásticas. Todo ello sin una vinculación real con la Iglesia, y como resultado de su insistente actividad como «suplicante». La protección de Godoy, que le permitió abandonar su antiguo oficio, se completó con la licencia para representar El viejo y la niña (1790) -un año antes había publicado su sátira en prosa La derrota de los pedantes- y una pensión para viajar por Europa entre 1792 y 1796. Frutos de estos viajes son sus sugestivos cuadernos de viaje, donde sus impresiones y comentario ponen de manifiesto unas grandes dotes de observación. Su prolongada estancia en las cortes europeas le facilitó, asimismo, el contacto con la vida teatral de Inglaterra, Francia e Italia, lo cual será fundamental par acabar de perfilar su formación como dramaturgo, ya puesta de manifiesto en la citada obra y en La comedia nueva (1792), feroz sátira del teatro mayoritario de su época y manifiesto del grupo de los reformistas. En 1796 es nombrado Secretario de la Interpretación de Lenguas, lo que le permite iniciar una etapa de prosperidad, simultánea con sus momentos de mayor creatividad teatral, que culminarán en 1806 con el estreno de El sí de las niñas. En 1799 había sido nombrado director de la Junta de Dirección y Reforma de los Teatros, constituida de acuerdo con las repetidas solicitudes del propio Moratín y de otros autores neoclásicos. Esta oportunidad de realizar una tarea reformista coherente con lo expresado en sus memoriales, cartas y, sobre todo, en La comedia nueva o el café (1792), fracasó, y su participación fue efímera.
     En 1803 estrenó El barón y, al año siguiente, La mojigata, que tuvieron una aceptable acogida. Su gran éxito vendría en 1806 con El sí de las niñas, comedia que culmina su corta producción dramática original. Anteriormente había traducido a Shakespeare -Hamlet (1798)- y adaptado a la escena española La escuela de los maridos y El médico a palos, de Molière, con quien tantas veces se le ha comparado y a quien él consideraba como maestro, junto a Goldoni. 

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EL SI DE LAS NIÑAS 


El sí de las niñas
El sí de las niñas transcurre en una sala con varias puertas de una posada en Alcalá de Henares. La acción empieza a las siete de la tarde y acaba a las cinco de la mañana siguiente.

La escena primera muestra a Don Diego y a su sirviente,Simón, solos y hablando con preocupación del retraso de Doña Irene y Doña FranciscaDon Diego le cuenta a Simón que desea casarse con Doña Francisca, por su belleza, virtudes y recogimiento, y que el matrimonio ya está concertado con Doña Irene, su madre. La hija estudiaba interna en un colegio de monjas de Guadalajara y Doña Irene' había ido a recogerla para llevarla a Alcalá, donde se hallaba Don Diego, con el fin de pasar un tiempo con él para que se conocieran antes de realizar dicho matrimonio. Simón le comenta a su amo el reparo de la diferencia de edad entre ambos y que creía que la boda se concertaría entre Doña Francisca y Don Carlos, el apuesto sobrino de Don Diego. Éste le saca de su error y confiesa a Simón que está enfadado con su sobrino, Don Carlos, por sus múltiples amoríos y por mentirle en la correspondencia.

En la escena segunda tiene lugar el encuentro de Don DiegoDoña Irene y Doña Francisca. Durante la tercera escena habla Doña Irene de múltiples familiares de alta alcurnia. Doña Francisca se retira y en la escena cuarta hablan Doña Irene y Don Diego sobre la muchacha.Don Diego quiere que Doña Francisquita le exprese personalmente lo que siente por él, sin la intermediación de su madre, pero ésta trata de disuadirle diciéndole que Doña Francisca no cesa de expresarle todo el cariño que siente por el anciano y de cómo prefiere un marido experimentado y de edad madura, pues los matrimonios jóvenes no tienen la experiencia ni la virtud necesaria para criar a los hijos, poniendo como ejemplo los tres matrimonios y veintidós hijos que había tenido ella, de los cuáles sólo sobrevivió Doña Francisca. De repente,Doña Irene llama a su criada, Rita y ésta acude. 

Luego Rita se encuentra con Calamocha, el criado de Don Carlos. Ambos ya se conocen .Calamocha cuenta a Rita que nada más recibir la carta de Doña Francisca en la que ésta contaba a Don Félix (en realidad Don Carlos) que su madre la quería casar con un anciano en Madrid, su amo partió con él desde Zaragoza hacia Alcalá para impedir esa unión y declarar sus intenciones a Doña Francisca y Doña Irene. Luego, Doña Francisca está enamorada de Don Félix, el cuál es en realidad, Don Carlos, el sobrino de Don DiegoCalamocha informa a Rita de que su señor, Don Carlos, se encuentra también alojado en esa posada. Destaca la familiaridad de trato entre Rita y Calamocha. En la escena novena Rita habla con Doña Paquita y en ese diálogo sabemos cómo ésta se veía a hurtadillas con Don Carlos (ella cree que se llama Don Félix) mientras estaba en el convento en Zaragoza. Paquita está inquieta y deseosa por ver a Don Félix (Don Carlos).

Comienza el segundo acto con una declaración de Doña Paquita de que a pesar de su juventud y de que su madre la llame simple y niña, ella ya sabe lo que es el amor y las lágrimas que cuesta. Después Doña Irene trata de seguir convenciendo a su hija de la suerte que ha tenido en que un caballero con una fortuna como la de Don Diego se fije en ella. También le comenta que ya sabe por qué no acoge bien Francisquita la idea de casarse con Don DiegoDoña Irene cree que su hija se quiere quedar en el convento como religiosa porque las monjas, cosa que Doña Paquita niega, diciendo que se quedará siempre con su madre. En la siguiente escena hablan Don Diego y Doña IreneDoña Francisca está presente pero apenas interviene o calla. El caballero empieza a sospechar que la niña no le tiene el cariño que él espera y se lo expone a su madre, pero ésta le asegura que sí. Don Diego le dice a Doña Francisca que su cariño es sincero y que desearía la misma sinceridad para con él. Doña Irene acaba impidiendo que la niña declare que no desea casarse con el caballero, chantajeándole con el cariño materno-filial.

En la escena séptima del acto segundo y tras una advertencia de Rita, el militar Don Carlos y Doña Francisca se encuentran, adquiriendo tintes la comedia de drama romántico. Los amantes se vuelven a declarar su mutuo amor y Don Carlos dice, ante el llanto de la muchacha, que la va a defender ante todo el mundo. Don Carlos se queda con Calamocha y Rita, y ve aparecer  a simón , extrañados de su presencia. Al salir Don Diego de su cuarto, Don Carlos se turba y se aparta. Don Diego le descubre y le pregunta qué hace en la posada. Don Carlos no le dice la verdad. Don Diego le dice que tiene que volver con su ejército a Zaragoza inmediatamente ya que no puede desatender sus obligaciones de mando militar y le echa de la posada ordenándole que no pase la noche bajo ese techo. Se despiden tío y sobrino. Cuando Rita le cuenta a Doña Francisca que Don Félix y su criado se han ido, la muchacha se siente engañada por el teniente y llora desconsolada.

De noche, Don Diego no puede dormir y sale a la sala de la posada donde se encuentra durmiendo Simón. Éste se despierta y ambos oyen una serenata de amor. Alguien ha tirado a Doña Francisca una carta, pero quien la coge es Simón y se la entrega a su amo, que ya sospecha que es de un amante de Doña Paquita, por lo que se siente herido y celoso. Sale Rita a buscar el papel que el amante callejero ha tirado a Doña Paquita pero halla a Simón y disimula.Rita le comunica a Doña Francisca que no ha podido hacerse con la carta y la muchacha vuelve a entristecerse, creyendo que Don Félix (Don Carlos) la ha abandonado.

Posteriormente Don Diego y Doña Paquita se encuentran en la salita. Don Diego, sabedor de que otro la pretende, le comenta a la muchacha que la nota abatida e inquieta y le pide que se sincere con él, pero ella le dice que ni otro hombre le pretende ni que prefiera la vida del convento. Don Diego le dice que ve señas en su actitud que le indican que la muchacha no se alegra de la unión entre ambos. Es aquí cuando Don Diego hace una declamación contra la educación que reciben las muchachas de la época para que callen, y con ello, mientan sobre sus verdaderas pasiones e inquietudes'. Le pide a la muchacha que se calme y vaya con su madre. 

En la escena décima del tercer acto, Simón ha ido a buscar a Don Carlos y lo trae ante su tío.Don Diego le pide a su sobrino que le cuente todas las circunstancias de su relación con Doña Paquita. Éste lo hace y sabemos entonces que el nombre de Don Félix que adopta Don Carlos en su relación con la muchacha provenía de algunas obras de Calderón de la Barca (Don Félix de Toledo). También narra Don Carlos que con ese nombre estuvo cortejando a la muchacha durante 3 meses, hasta que se tuvo que ir, dejándola desmayada de amor. Le confiesa a su tío que ahora ha venido a por la muchacha y le pide consentimiento para tomarla como esposa. Es cuando Don Diego le cuenta a su sobrino que ya está comprometido con Doña Paquita pues él también la ama y ha de ser suya. Don Carlos, le dice a su tío que ella se casará con éste pero que nunca le amará pues Doña Paquita sólo ama al joven soldado. Después Don Carlos comenta que se marcha de nuevo a la milicia donde entrará en guerra, para estar apartado de ellos y dejarlos vivir en paz. Don Diego le impide que se vaya. En la siguiente escena Don Diego  le cuenta a Doña Irene que su hija está enamorada, pero no de él. Doña Irene toda alterada, cree que Don Diego pretende librarse de la chiquilla y no hacer frente a su compromiso, por eso pide a su hija que declare la verdad y ésta confiesa que ama a otro hombre. En la escena decimotercera se produce el desenlace: Ya amanece. Don Diego le explica a Doña Irene que a quien en realidad ama su hija es a Don Carlos, su sobrino y que él bendice esa unión y los frutos (hijos) de la misma, de forma que Doña Francisquita y Don Carlos ya no tienen impedimento para formalizar su relación

martes, 28 de agosto de 2012

NEOCLASICISMO
Fue un movimiento que se produjo en Europa en el siglo XVIII ante los cánones ya agotados del clasicismo, al producirse el desgaste de las culturas barrocas, que aspiraba restaurar el gusto y las normas del clasicismo. En la época neoclásica, el color pasa a un segundo plano y adquiere mucha importancia el dibujo; es decir, el trazo puro, y el color es aplicado sólo como complemento.
Este arte trató de imitar los estilos utilizados antiguamente en Grecia y Roma, por la influencia de los descubrimientos arqueológicos como los de Pompeya y Herculano. En pintura David fue el máximo exponente del neoclasicismo francés, que contó con pintores como Gross, Gèrard, Prud´hon e Ingres, aunque en algunos de ellos ya apuntaba el germen del Romanticismo, movimiento estético que habría de suceder al neoclasicismo.
CARACTERISTICAS GENERALES
Inspiración en las obras de la época clásica, que se tienen por perfectas y definitivas. Aspiración a una belleza ideal, nacida de la exacta relación de las partes, según medidas dadas por la razón. En las artes plásticas: dibujo impecable, contornos cerrados, volúmenes modelados de modo que da la ilusión de redondez de los cuerpos; colorido suave y composición simétrica y estática
ARQUITECTURA: Se caracterizó por la simetría, la elegancia y la sobriedad, el empleo de un solo orden (dórico, jónico o corintio, en lugar de la superposición barroca); además del énfasis sobre los valores lumínicos, la división tripartita de la fachada con tímpano central, la eliminación del color, el gusto por los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas.

ESCULTURA: Los escultores centran su interés en los ideales estéticos y los procedimientos técnicos de la estatuaria antigua. El italiano Canova fue el más destacado, seguido del danes Thorvaldsen, educado en Roma; otros representantes de la época son: Bartolini, Rude, Pradler, Flaxman, entre otros.

PINTURA: Tomó como modelo la estatuaria antigua y el siglo XVI italiano (Rafael). El artista que contribuyó de modo definitivo a afirmar el nuevo estilo fue David, quien influyó en artistas franceses de la talla de Ingres, Gerard y Prud´hon. En E.E.U.U. la influencia italiana e inglesa se fundieron